jueves, enero 01, 2015

Este blog cumple años.
Comenzó un primero de enero de 2007.
Escribía en el cuarto que tenía en casa de mi mamá. Tenía 22 años. Creía en el blogger porque guarda todo en un archivo. Y yo amo los archivos.
¿Qué mundo nos inventamos? ¿Qué personas creemos conocer? ¿Qué de nuestro entorno desaparece? ¿Quiénes siguen vivos?
Sigo viva. Mi escritura aparece siempre un primero de enero para conmemorar un espacio en donde la bitácora de mi vida se escribe de vez en cuando.
De vez en cuando.
A veces.
Antes pensaba 'debería escribir más'. ¿Por qué y para qué?
Al final siempre es la misma pregunta. ¿Tiene sentido? 
Escribo porque busco. Busco respuestas. Me busco a mí misma y descubro que he cambiado y que esos cambios no los esperaba.
El mes pasado hablando de cambios, de movimiento, R. me dijo "he cambiado de paradigma" y yo le dije "cambiar es difícil", pero en el fondo pensé "qué tipo tan afortunado", puede decir que ha cambiado un paradigma, ¿y yo? ¿cuáles son los míos? ¿qué paradigma puedo decir que se ha modificado?
Lo único que encuentro en mi blog es eso: cambios, mínimos, pero que al final resultan radicales.
¿Qué estoy inventando? ¿Esto es real? 
A veces hay que constatar la realidad.
Estoy de vacaciones en Puerto Vallarta.
Hace unos días que observo a una pareja que está en el mismo hotel. Invento situaciones entre ellos. Imagino que podría darse una tragedia entre ellos y que todos los que estamos aquí seríamos sospechosos. 
Hoy me acerqué a ella y platicamos. Quería saber si era real, si tenía nombre, edad, si estaba enamorada, si como personaje podía tener voz propia.
Es muy pequeña, fue lo primero que me asombró. Pensé que podía tener mi edad y resultó que tenía 19 años y que su propósito de año nuevo era "aprender una palabra nueva cada día". Le pregunté si ya había bajado la aplicación de la DRAE a su celular. La bajó en ese momento. Le pregunté ¿conoces la palabra procrastinar? No la conocía. Estaba ya cumpliendo su propósito de año nuevo.
La anotó en su celular. 
Esa palabra me viene siempre que comienzo a sentir angustia del presente. 
"Horas negras" dice Capote. 
¿Existe la angustia en las vacaciones? Sí. Existe. Y creo que debería de tener un nombre específico. Angustia de disfrutar. Angustia de haber decidido vacacionar y procrastinar el presente pensando que sin vacaciones uno podría colapsar.
Quería desconectarme del mundo. Pero no puedo. Quería dejar de pensar. Pero tampoco puedo. Quería dejar de fantasear y sigo creando historias que no existen. Quería dejar a un lado la vida cotidiana y es justo lo que más extraño. ¿Quién soy sin esa vida cotidiana? 
Disfruta el sol y el mar, hoy son tuyos, dijo el señor M. 
Prefiero el mar golpeando una ventana en la costa brava, dijo M.
Estuve jugando con un pez que se escondía y regresaba, dijo A.
Odio que pongas las iniciales y no el nombre completo de las personas en tu blog... Quiero el chisme completo, dijo I.
Hoy corrí diez kilómetros con Priscila. 
Ella los corría en el parque hundido y yo los corría en la carretera. Nos mensajeamos cada tres kilómetros. No sabíamos sí correríamos 8 o 10 km. En el kilómetro 7 decidimos que 10. 
Nos enviamos imágenes. Una carrera virtual. 
¿De qué está hecha la realidad?
¿Quién está detrás de tu iPhone?
Ahora mismo. 
Escribo esta entrada desde la App de Blogger. No tengo wifi en otro aparato. El teclado de la App es como de la versión 1.1.1 de iOS. Supongo que a nadie le interesa actualizar esta plataforma.
Esto es el mundo.
Un iPhone para actualizar mi blog.
Un iPhone para correr 10 km en Nike+
Un iPhone para enviar mensajes al mundo.
No estoy descubriendo el hilo negro. Estoy considerando que quizá las vacaciones deberían consistir más bien en dejar apagado el celular en un cajón y salir.
Las vacaciones ya no radican en dejar el espacio cotidiano sino en dejar el iPhone y la computadora y disfrutar sin tener que  hablar/enviar/compartir a través de nuestras plataformas. Junto a esta reflexión viene el siguiente pensamiento autoritario en mi cabeza:
El iPhone es mi herramienta más cotidiana y de eso no me quiero separar. 
Y de cualquier forma: angustia. 
Horas negras y no hay desayuno en Tiffany & Co para aplacar esa ansia, ese sentimiento de nausea ante las horas que continúan, porque, tengo una novedad para mí: "mañana también hay vacación". 
Hay cuatro días por delante. Antes de escribir todo esto pensé: ¿Escribiré hoy o más bien espero a volver a casa?
¿Procrastinar?
Escribir hoy porque hay muchos primeros de eneros en el pasado de este espacio, porque sería lo único que puede festejar que la escritura... 
La escritura todavía.

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